Si te basas en los números pierdes el interés en el asunto humano y tu estrategia puede caer en lo irreal, o al menos eso dicen los expertos.
El marketing es una herramienta que se ha utilizado desde hace años, inclusive diversos grupos prehispánicos lo utilizaban para vender sus semillas y pieles. Sin embargo, este concepto no se plasmó hasta los años 70, cuando Philip Kotler lo definió sólo como un intercambio de bienes y nada más. En ese momento veían el marketing como un cuadrado que podría ser sólo de color blanco o negro y con un sólo beneficiario, la empresa. No fue hasta los años 80 que cambiaron la definición y el marketing se volvió un circulo en tonalidades grises (ya había más diversidad, pero aún mantenía métodos antiguos), aunque seguía habiendo un solo beneficiario, la empresa.

Pero entonces llegó Internet en los años 90 y abrió muchas puertas, propuestas y nuevas ideas a millones de marcas que ya estaban dentro del mercado. Esto provocó que se empezaran a “robotizar” muchos métodos y que la esencia humana como el tacto, tolerancia o empatía se perdiera.
Inclusive a muchas empresas se les olvidó que había gente trabajando en su compañía, cargaban cantidades de trabajo inhumanas, horarios pesados y reglas muy cuadradas y estricticas, y es aquí donde la compañía empezó a irse en picada.
Fue hasta el 2010 donde se dieron cuenta que el marketing no era un tono de gris, sino que había de todos los colores. Se dejaron de robotizar métodos y empezaron a cuidar sus empleados de la misma forma que cuidaban a sus clientes.
“El marketing solía depender de los deseos de unos cuantos, pero ahora tenemos la capacidad técnica de entender los intereses de la mayoría”. Hoy en día no se ofrece un producto por ofrecer, sino que se analizan los intereses, las tendencias y se aprende de los éxitos y los fracasos. Se preocupan por cuidar las emociones y crear una experiencia en cada consumidor.

“Hoy en día, el santo grial de la publicidad puede ser descrito como el encuentro entre la personalización y la atribución”.
Muchos recordamos las icónicas latas de Coca-cola con apellidos y nombres que fueron un éxito en todo México. Este es el ejemplo perfecto de personalización y tacto al cliente.
No nos referimos a que lances al mercado cualquier cosa con un nombre y ya, hay que crear unaestrategia de marketing para capturar con éxito la atención del cliente, saber qué es lo que necesitan, recordar que emociones y sentimientos tiene, y qué podemos transmitir a través de una pantalla o de un buen espectacular. Esto también aplica a los trabajadores, ya que ellos son los principales clientes que tendrás, si son tratados con humanidad ellos hablarán bien de la empresa.
Muchas personas buscan dar su 100% y eso está muy bien, pero si realmente quieres hacer la diferencia en tu entorno y trabajo da 101% en todo lo que hagas, ese 1% puede hacer la diferencia, te puede volver un gran líder, un gran compañero e inclusive en tu vida personal puede cambiar varios panoramas. Si conectas con lo que estás haciendo y no lo haces de forma automática (como un robot) puedes lograr grandes cambios.

“Si a ti no te importa realmente lo que estás haciendo, a nadie más le va a importar”.