El Blockchain es una tecnología que permite la transferencia de datos digitales de una manera completamente segura, gracias a una codificación muy sofisticada. Se suele comparar con un libro de contabilidad de una empresa, donde están registradas todas las entradas y salidas de dinero, solo que sería un libro de acontecimientos digitales.
El Blockchain constituye una gran novedad, ya que esta transferencia no necesita de un intermediario que compruebe y apruebe la información, si no que está distribuida en diversos nodos independientes entre sí que la registran y validan, así que, una vez que la información es introducida, no podrá ser borrada, solo se podrán añadir nuevos registros.
En otras palabras sirve para agilizar, abaratar y asegurar procesos. Todas las transacciones serán hechas con una total transparencia y se eliminarán los intermediarios.
El Blockchain aporta confianza plena a la hora de hacer transacciones. Adiós a las falsificaciones. Con los productos dentro de la cadena de bloques, se podría hacer un seguimiento desde su fabricación hasta su destinatario, de este modo podríamos verificar que lo que compramos no es una copia, esto hace más fuerte a la marca y eliminaría el posible miedo del consumidor a comprar algo falsificado.
Hasta ahora, si una empresa se proponía hacer algo, nosotros no podíamos más que confiar en su palabra o bien recurrir a un profesional para estar seguros de que se cumplía. Esto cambia con el Blockchain y sus contratos inteligentes, es decir, que se cumplen automáticamente; una vez que las partes han acordado los términos, estos no se pueden destruir. Un papel se puede robar, desaparecer, quemarse, etcétera, con ayuda del Blockchain la promesa de la empresa es responsable y pública.
Si toda esta información estuviera en una red de Blockchain, se pondría fin al anonimato en redes sociales, y a todos aquellos que se hacen pasar por otras personas para atacar a su competencia, lo que aumentaría la seguridad del usuario.
El debate actual con respecto al Blockchain y el marketing digital, se centra en qué hacer si el usuario quiere cobrar por ofrecer sus datos o por recibir un anuncio, así resulta claro que en el universo de la cadena de bloques, cada usuario es propietario de sus datos. Por ejemplo: si una marca quiere hacer llegar un mensaje a un usuario, ésta tendría que preguntarle. El consumidor pondrá precio a la transacción y habría que pagar al usuario, pero no al medio en el que se muestra el anuncio. A raíz de esto, se tendría un usuario más fiel.