
Con la llegada de los influencers, las redes sociales y en general la posibilidad de poder ver más de la vida de las figuras públicas, la cultura por cuidar el cuerpo y mente llegó para quedarse.
En la actualidad el mercado en general tuvo que cambiar a un mundo más fit, en donde lo light e integral son primordiales para muchos de los consumidores.
El cuidado del cuerpo es parte de lo que los consumidores hoy en día ven como primordial en su vida y por ello, al momento de consumir, buscan alimentos o derivados que promuevan el cuidado del cuerpo.
Sin embargo, la forma en que la publicidad trata de vender a costa de un marketing engañoso, es lo que hoy se puede entender como una estrategia “integral”.
El mercado hace uso de estrategias “integrales” en donde, con ayuda de presentar deportistas de alto rendimiento o personalidades en general con un cuerpo que admirar, este mercado engañoso puede decirnos cosas que no son reales.
Puede mostrarte un alimento que sugiere ser fit porque alguien fit lo anuncia, pero ¿realmente sus nutrientes dicen que es saludable?
Otro ejemplo dentro de la industria del mercado que no siempre dice las cosas como deberían ser, es lo light. Según datos especializados, se le considera así cuando un producto tiene un 30% menos en sus nutrientes.
Eso no siempre implica que sea algo saludable, ya que puede ser que te vendan un producto que no cumple con el mínimo de nutrientes, pero como entra en la etiqueta de fit, puede venderse.
Los productos lácteos como la leche son otro ejemplo. Si las normas dedicadas a lo nutrimental no definen que todo producto lácteo debe tener de forma explícita la denominación del producto, las empresas pueden nombrar a su producto como gusten.
Entonces productos como el pan “integral” o la fórmula láctea, se terminan convirtiendo en parte de ese mercado que aparenta ser lo que no es.
Lo importante entonces como consumidor es leer los nutrientes que tiene el producto más allá de su slogan o envase.